
Barriletes cosmicos surcan los aires, el horizonte más allá nos destruirá el día que las campanas blancas suenen en tu potestad.
Antes que un hachazo invisible y homicida te desintegre, sentirás escabar la tierra con los dientes.
En mis manos llevo una tormenta de incomprensiones, llena de tus traiciones, de tus oscuros secretos, creyendo que todo era tuyo inclusive yo. Pero tus ambiciones de mi te han alejado y la muerte no perdona a las almas, y yo no perdono a la vida desatenta, ni a la tierra ni a la nada.
Ahora solo quiero minar las aguas hasta encontrarte y besarte la noble calavera, desamordazarte y regresarte a mi lado, donde la muerte jamás llegará, donde por siempre la eternidad durará, donde el horizonte nunca caerá.
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